Después de solo 8 horas de descanso, salimos a las 6. Etapa no muy complicada, aparte de una subidita de cojones al principio, pero con la paliza de ayer/hace un rato... Típica "rompepiernas", paramos en Lorca para cervecita y frutos secos, buena costumbre de Pepe y Miguel que adopto.
Allí encontramos a Antonio, Caballero de la Orden de Malta (toma ya!), que es quien me había hecho la credencial el día de antes. Éste es un documento imprescindible, personal e intransferible, que hay que presentar en los albergues, donde te lo sellan. Cuando tienes los sellos entre Roncesvalles y Santiago, en esta ciudad te dan la Compostelana, certificado como que has completado la peregrinación. Porque no lo había dicho, pero aquí somos todos peregrinos...
Llegamos a Estella-Lizarra (tan nombrada últimamente) sin mayores historias, salvo las ampollas que empiezan a joder.
En Estella, buena comida. Conozco a Jose, conocido a su vez de Miguel, que también hace el Camino y resulta que es el dueño de La Fragua, bareto de Cornellà en el que quedaremos para reunirnos a principios de setiembre.
Yo me retiro derrotao a descansar un rato, y ellos seguirán en una prolongada sobremesa donde me los encontraré horas más tarde, junto a una peregrina mexicana. Cenamos un menú de peregrino bastante decente cerca del albergue, y a las 10 a la camita, como todos los días.
Los albergues es lo que tienen, a las 10 chapan y a las 8 de la mañana máximo tienes que salir. No abren hasta las 12, más o menos. Como los peregrinos empiezan a llegar antes es habitual una cola de mochilas a la puerta antes de la hora de apertura, que guardan el turno de entrada.
Encontrar sitio en el albergue es una de las fijaciones del peregrino, aunque no suele haber problema si se llega a una hora razonable. Los albergues cuentan con habitaciones con literas, entre 10 y hasta 90 en cada una, y servicios comunes (lavabos, ducha, comedor, Internet, lavadora...).
La habitabilidad, en general, es bastante buena, depende básicamente de la antigüedad de las instalaciones. Y por un precio de entre 3-5€/noche no es como para quejarse. En algunos piden la voluntad, que en mi caso eran unos 4€ (la media).
En cuanto a la amabilidad (o falta de ella) de l@s hostaler@s, esto daría para un capítulo aparte...