12 de maig del 2010

Carta a ZP: compañero José Luis, háblanos claro.

Tiene guasa que este fin de semana se estrene una nueva versión de Robin Hood (la de Russell Crowe), ése que dicen que robaba a los ricos para dárselo a los pobres.

Tú lo has dicho hoy (extraigo de tu discurso, que adjunto): “Son los mismos que nada han tenido que ver con (...) la crisis (…) los que han sufrido sus consecuencias. Y son, ahora, los que mayoritariamente deben contribuir a los esfuerzos necesarios para corregir los efectos de la crisis.”

O sea, Robin Hood, pero al revés: quitárselo a los (pobres) currantes para que los ricos no paguen las consecuencias de su rapiña.

No, no me ha gustado que me quieras bajar el sueldo un 5% este año. Un sueldo que no, no tengo seguro, porque, como interino que soy, me tendré que someter próximamente a un proceso de selección que determinará si conservo o no mi empleo. Y como yo, y en condiciones de mayor inseguridad, nos encontramos centenares de miles de empleados públicos, los llamados “funcionarios”, que en su mayoría no somos tales.

Releo tu discurso, y lo que peor me sienta es que no nos hables con total claridad. Si, lo dices entre líneas:
  1. los empresarios que han visto frustradas o reducidas sus aspiraciones han pagado con creces su peaje en esta crisis. No es a ellos a los que quepa demandar solidaridad, sino a la inversa, ofrecérsela.” Tenemos que ser solidarios con los empresarios que han ganado menos de lo que esperaban (que en muchos casos ha sido mucho), a ellos no se les puede pedir ni un euro, al contrario, hay que darles más. Este es el axioma número 1.

  2. Lo necesitamos para reforzar la confianza en nuestra economía, para mantener entre nosotros a los inversores.” Si, el capital amenaza, utilizando sus intermediarios: el ECOFIN, Obama (¿Que te dijo Barack anoche, José Luis?) o directamente, con sus chantajes en forma de bajadas de bolsa (¡tú mismo te escandalizaste de esto la semana pasada!). Si no haces lo que dicen, lo pagaremos caro. Axioma número 2.
Pero no me sirve el “entre líneas”. Sé honesto, como siempre lo has sido y di que nos tienes que reducir los ingresos a l@s trabajador@s públicos, a l@s pensionistas, a las futuras madres porque te quieren obligar a ello.

Dinos que si hay una alternativa: plantar clara a los que han provocado la crisis y encima nos la quieren hacer pagar. Dinos que para ello nos necesitas. José Luis: en eso si estaré una vez más a tu lado, hasta las últimas consecuencias.

No creo que estemos solos, muchos nos apoyarán en España y creo que también en Grecia (hace algunos días alguien decía que “nos querían hacer un griego”: han tardado menos de lo que me temía). Y seguro que en toda Europa también tendremos apoyos, por aquello de “las barbas del vecino”.

Desafiemos los axiomas, consigamos lo que hace falta de una forma justa, con medidas que hagan contribuir más a los que más han ganado, antes y durante la crisis. Ah, y que los responsables paguen (no sólo con euros) por su codicia insensata.

Si no, pues no nos podremos quedar callados , tendremos que decir lo que pensamos, en la calle y donde haga falta, y nos apuntaremos a grupos del facebook como “NO a la bajada de nuestros sueldos: PAGAR LA CRISIS? NO CON MI SALARIO!

Estoy seguro de que otro mundo (más justo) es posible. Y creo que tu también lo estás, aunque (ahora) no lo digas.

Un abrazo, José Luis

Toni Mantis
Militante socialista

10 de maig del 2010

Chomsky: Furia en el cinturón industrial (o la mentira del déficit público)

El maestro Chomsky, el gran referente para la izquierda lúcida norteamericana y mundial, y terror del facherío internacional, nos vuelve a deleitar con su columna mensual en Público.

  • "La gente debe ser adoctrinada para odiar y temer al Gobierno por una simple razón: de los sistemas de poder existentes, el Gobierno es el único que, en principio –y a veces de hecho–, responde al público y puede restringir las depredaciones del poder privado.
  • Sin embargo, esa propaganda antigubernamental debe ser matizada, ya que las empresas favorecen un Estado poderoso que trabaje para las instituciones multinacionales y financieras, e incluso las rescate cuando destruyen la economía. 
  • Pero, en un ejercicio brillante de pensamiento doble, la gente es instigada a odiar y temer al déficit público: de esa forma, las cohortes empresariales en Washington pueden acordar el recorte de beneficios y derechos como la Seguridad Social (pero no piden lo mismo con los rescates). Al mismo tiempo, los ciudadanos son aleccionados para no oponerse a lo que en gran medida está creando el déficit: el creciente presupuesto militar y el sistema privatizado de atención médica, absolutamente ineficiente."