Ayer hizo diez años que terminaba el tramo del Camino de Santiago que realicé en 2005, y con él el diario que ahora he ido publicando, que acababa con esta frase: "Y aquí estoy, llegando a Barna, poniendo al día este diario y asimilando estos 10 días para poder hacer, seguramente mañana, las reflexiones..."
Las reflexiones, como la publicación del diario, han tardado diez años en llegar. No encuentras el momento, y después ya se te pasa. En realidad se trata también de que se supone que el Camino es una experiencia que te marca, de la que extraerás enseñanzas valiosísimas y un profundo conocimiento de ti mismo, y después (en confianza) no es para tanto. Si que interiorizas algunas cosas, y eso es lo que vale, con lo que cualquier intento posterior de ponerlo negro sobre blanco está como de más: quizás aporte muy poco y puede parecer hasta pedante.
Pero ya que me comprometí hace una década (conmigo mismo), ahí va. Hay que decir que, por razones que no vienen al caso, recuperé y releí mi diario a principio de agosto, y el darme cuenta de que justo ahora se cumplían diez años de mi periplo constituía una excusa perfecta.
El principal motivo por el cual el Camino te marca es porque lo sueles acometer en un período de tu vida de cambios o de crisis, como fue en mi caso. Y claro, no es el Camino, es tu momento vital el que tiene trascendencia.
A partir de ahí, ¿sirve de algo el Camino? ¿Me sirvió a mi? Si. Dedicas unos días a reconectar con la esencia más primitiva del ser humano: el instinto de supervivencia. Se trata de llegar a tu destino a tiempo para una ducha y un refugio durante la noche, de procurarse la comida diaria (por cuestiones logísticas, no llevas en la mochila provisiones para todo el recorrido), de sobreponerse a las inevitables molestias físicas (ampollas, hinchazón de piernas, dolores musculares), de protegerse de las inclemencias del tiempo... y ese es tu objetivo diario.
Con esto, relativizas todos esos problemas que en la vida rutinaria te agobian. Cuando vuelvas seguirán estando allí, pero los verás de otra manera, quizás disminuidos, y los afrontarás con la seguridad que te da el haber cumplido exitosamente el plan que trazaste (o pergeñaste apenas) para los días o semanas de tu Camino.
Pensar se piensa poco, más allá de en cómo satisfarás tus necesidades diarias, cómo llegarás y en que condiciones... más bien se contempla, se deja volar la mente y se habla con otros peregrinos. Darle vueltas a la cabeza, "comerse el coco", es algo que no es útil ni ayuda y por eso acabas dejando paso a los pensamientos prácticos antes enumerados, o a ninguno en especial.
El Camino no se entiende sin los compañeros peregrinos. La estructura del recorrido consiste en etapas "normalizadas", lo cual hace que acabe conformándose un grupo que va coincidiendo en cada una de ellas en los albergues y en tramos del Camino, y es dentro de ese grupo donde se cultiva más el espíritu de colaboración y el compañerismo. Nacen amistades de esas para toda la vida... que quizás no durarán tanto, pero si el recuerdo de la experiencia y de los momentos compartidos.
Por otro lado el compañerismo con gente de otros grupos ya no lo es tanto por el hecho de que hay una competencia por los recursos, que son limitados: el principal de ellos es el sitio en los albergues. Pero vamos, no se suele acabar a puñaladas y el ambiente general cabe calificarlo como de buen rollo.
En cuanto al Camino en si, a diez años vista ignoro si habrá cambiando mucho, aunque si que sé que han sido unos años de creciente masificación (hablo del más conocido, el Camino Francés). Con lo cual, aunque seguramente sigue valiendo la pena hacerlo, quizás se puedan contemplar alternativas, por otras rutas, o simplemente en forma de excursiones por campo o montaña de varios días.
Porque en definitiva, de lo que se trata es de recuperar esa conexión con nuestro ser más primitivo, con la naturaleza y con el espíritu de colaboración.
Y poco más, y nada menos.
PD importante: si estáis pensando en afrontar el Camino u otra experiencia caminante, no hagáis como hice yo entonces y mirad de prepararos un poco físicamente, de contar con material apropiado y de no hacer burradas como las que hice yo el primer día.
Gracias por los consejos, es cierto que vuelves a los origenes más primitivos de comida y descanso, saludos!
ResponEliminaEs decir, a lo importante... Gracias a ti por leerlos ;)
Elimina